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Thursday, October 29, 2015 (read 3215 times)
 

Decálogo del profesor de ELE

by Lauris

Está claro que para ser profesor de ELE, y durar, hace falta ser de una pasta un tanto especial. Como titulados en Filología y/o orgullosos poseedores de un Máster y de una buena cantidad de participaciones en Congresos, publicaciones, etc., nuestros amigos y familiares siempre se andan preguntando por qué. Y no les falta razón: el convenio en el que estamos incluidos los enseñantes de ELE deja mucho que desear, somos casi invisibles para los sindicatos y nuestras condiciones laborales y salariales con frecuencia rozan el esperpento.

Pero seguimos aquí, erre que erre, y no somos masoquistas (por lo menos, eso creo). La pregunta que automáticamente salta es la misma que se hace –y nos repite machaconamente- nuestra madre/compañera/esposa o nuestro padre/compañero/esposo: ¿POR QUÉ?

Vamos a realizar un pequeño decálogo (no os dejéis atrapar por el equívoco, un decálogo no tiene que tener diez puntos) que ayude a que nos entiendan y quizás capte la atención de algún estudiante que se plantee la posibilidad de entrar a formar parte de este club de idos de la cabeza…

Empezamos.

  • Ser profesor de ELE nos permite enseñar español a todos los niveles de dominio del idioma, y además no se limita a una enseñanza teórico-gramatical, sino que está enfocada más hacia lo pragmático, la solución de problemas inmediatos, sin el lastre que supone la obligación de superar un examen sobre unos contenidos que ha decidido un burócrata-político a cientos de kilómetros.
  • Además, los profesores de ELE nos encontramos normalmente con un panorama excepcional: nuestros alumnos tienen una alta motivación para aprender español, frente al pasotismo que abunda lamentablemente en las enseñanzas oficiales.
  • No solo somos profesores de una lengua. También somos transmisores de cultura, observadores y terapeutas de confusiones interculturales, aniquiladores de tópicos manidos y presentadores de nuevas realidades sobre nuestra lengua-cultura.
  • Es un hecho que en nuestras aulas la multiculturalidad está presente, el diverso origen de nuestros estudiantes y sus diferentes intereses nos obligan a poner a prueba todas nuestras capacidades educativas y negociadoras.
  • Precisamente por esto, y por suerte o por desgracia –depende de gustos-, NO existe la rutina. Aunque no quisiera personalizar, yo vengo enseñando en aulas de ELE en diferentes localizaciones de España desde 1983 y no me he aburrido prácticamente nunca (claro que hay días que uno no está para fiestas, y todo eso, pero la estadística da la media, y eso es así).
  • Además hemos de tener en cuenta una cuestión que para mí es muy relevante: si tenemos una mínima curiosidad sobre otras realidades, otros países u otras culturas, normalmente tenemos que hacer magia con nuestros exiguos ahorros para organizar un viaje allí. En el caso del profesor de ELE, el mundo se le acerca con los brazos abiertos, deseando transmitir y comunicar al y con el enseñante. La relación con los estudiantes suele ser buena y todos tenemos amigos que surgieron de nuestras clases.
  • Precisamente por eso, y para poder estar a la altura, en el caso de los enseñantes de ELE, la formación continua es fundamental, si no imprescindible, ya que nuestra lengua es un ente de una enorme fuerza vital en constante cambio que no podemos dejar de lado ni un minuto si no queremos perder el tren de la actualidad. Además, se están creando nuevos campos de trabajo y nuevos desafíos que vienen dados por el cambio de origen de nuestros estudiantes.
  • En mi opinión, si quieres tener la posibilidad de ayudar y comprender los problemas con el español de los estudiantes, debes conocer al menos los rudimentos de su lengua materna (o disponer de un esquema básico de cómo funciona), y eso hace que el nivel de profesores políglotas sea mucho más elevado entre los enseñantes de ELE que en otros campos de la enseñanza.

Seguro que hay más elementos que añadir a esta decálogo (de ocho puntos, jeje). Os agradecería muchísimo que enviaseis vuestras propias aportaciones, que se verán reflejadas en este blog.

Hasta pronto, pues.


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